Nuestro Enfoque

Dignidad de toda persona

Para los francisanos, la dignidad inherente de todos los seres humanos es una parte fundamental de su interpretación del mundo. Desde que Francisco buscó compañía en los leprosos, quienes entonces eran – literalmente – apartados al margen de la sociedad, las hermanas y hermanos franciscanos aceptan a aquellas personas que han sido excluidas o dejadas atrás.

Hoy, los franciscanos continúan oponiéndose a las múltiples formas persistentes de discriminación, pobreza extrema y desigualdades. En todo el mundo, apoyan a pueblos y comunidades marginados, en afirmación de que todos somos igualmente dignos y tenemos unos derechos humanos inherentes que hay que defender.

Este apoyo se brinda de varias formas – desde establecer redes y refugios que proporcionan ayuda y protección hasta salir a las calles en solidaridad. Al hacer eso, los franciscanos a menudo viven juntos con las comunidades y pueblos afectados.

Nuestros objetivos

Asegurar que los órganos relevantes de las Naciones Unidas escuchan y actúan en base a las preocupaciones de los franciscanos que apoyan y trabajan con las personas en situación de marginación y de pobreza.

La realidad de violaciones y abusos de derechos humanos contra grupos marginados como migrantes y refugiados suele ser invisible a nivel internacional. Con nuestra competencia técnica, trabajamos para alertar a la ONU de estos abusos y ayudar a los franciscanos a interactuar directamente con los mecanismos del sistema onusiano que tienen más probabilidad de conseguir un impacto real y positivo en sus comunidades.

Respaldar las luchas de las personas en situación de marginación y contribuir a que participen de forma significativa en las decisiones que les afectan.

La incidencia en los derechos humanos puede respaldar las luchas de base. FI ayuda a los pueblos indígenas, las comunidades y personas marginadas a participar de forma eficaz en las estrategias de incidencia y acciones por sus derechos a través de consultas locales y del desarrollo de varias herramientas.

Lograr una mayor responsabilidad por parte de empresas cuyas actividades tienen un impacto negativo en el disfrute de los derechos humanos.

En la economía globalizada de hoy, en que las actividades empresariales atraviesan fronteras y jurisdicciones, es demasiado frecuente que abusos de los derechos humanos cometidos como consecuencia de tales actividades queden impunes. FI trabaja en aras de unos estándares globales más exigentes para proteger los derechos humanos, por ejemplo, por medio de la negociación de reglas legalmente vinculantes en el futuro para empresas transnacionales y otras empresas comerciales.

Dignidad de toda persona

Para los francisanos, la dignidad inherente de todos los seres humanos es una parte fundamental de su interpretación del mundo. Desde que Francisco buscó compañía en los leprosos, quienes entonces eran – literalmente – apartados al margen de la sociedad, las hermanas y hermanos franciscanos aceptan a aquellas personas que han sido excluidas o dejadas atrás.

Hoy, los franciscanos continúan oponiéndose a las múltiples formas persistentes de discriminación, pobreza extrema y desigualdades. En todo el mundo, apoyan a pueblos y comunidades marginados, en afirmación de que todos somos igualmente dignos y tenemos unos derechos humanos inherentes que hay que defender.

Este apoyo se brinda de varias formas – desde establecer redes y refugios que proporcionan ayuda y protección hasta salir a las calles en solidaridad. Al hacer eso, los franciscanos a menudo viven juntos con las comunidades y pueblos afectados.

Nuestros objetivos

Asegurar que los órganos relevantes de las Naciones Unidas escuchan y actúan en base a las preocupaciones de los franciscanos que apoyan y trabajan con las personas en situación de marginación y de pobreza.

La realidad de violaciones y abusos de derechos humanos contra grupos marginados como migrantes y refugiados suele ser invisible a nivel internacional. Con nuestra competencia técnica, trabajamos para alertar a la ONU de estos abusos y ayudar a los franciscanos a interactuar directamente con los mecanismos del sistema onusiano que tienen más probabilidad de conseguir un impacto real y positivo en sus comunidades.

Respaldar las luchas de las personas en situación de marginación y contribuir a que participen de forma significativa en las decisiones que les afectan.

La incidencia en los derechos humanos puede respaldar las luchas de base. FI ayuda a los pueblos indígenas, las comunidades y personas marginadas a participar de forma eficaz en las estrategias de incidencia y acciones por sus derechos a través de consultas locales y del desarrollo de varias herramientas.

Lograr una mayor responsabilidad por parte de empresas cuyas actividades tienen un impacto negativo en el disfrute de los derechos humanos.

En la economía globalizada de hoy, en que las actividades empresariales atraviesan fronteras y jurisdicciones, es demasiado frecuente que abusos de los derechos humanos cometidos como consecuencia de tales actividades queden impunes. FI trabaja en aras de unos estándares globales más exigentes para proteger los derechos humanos, por ejemplo, por medio de la negociación de reglas legalmente vinculantes en el futuro para empresas transnacionales y otras empresas comerciales.

Paz y derechos humanos

La experiencia de Francisco como soldado y prisionero durante las guerras entre Perugia y Assisi le provocó una transformación profunda. Finalmente, su rechazo de la violencia le llevó a buscar al Sultán al-Kamil de Egipto para negociar una paz durante la quinta cruzada – una reunión que aún hoy se presenta como ejemplo de diálogo y de comprensión.

Las personas atrapadas en situaciones de violencia armada y conflicto no dejan de tener derechos humanos inherentes: al contrario, necesitan una mayor protección – particularmente las mujeres y los niños. Hoy, los franciscanos se encuentran frecuentemente entre aquellos que proporcionan apoyo psicológico y jurídico a las comunidades afectadas. No es poco habitual que las hermanas y los hermanos franciscanos estén entre los últimos que se permanecen en zonas de conflicto y pueden documentar y comunicar la información a la comunidad internacional.

En varios países, los franciscanos se alzan en contra de la represión sistémica y generalizada de las protestas pacíficas y trabajan para enfrentar las violaciones de derechos humanos del pasado en el contexto de la justicia transicional. A veces, ellos mismos son víctimas de represión, violencia y conflicto.

Nuestros objetivos

Exponer las violaciones de derechos humanos en situaciones de conflicto y violencia armada.

La comunidad internacional a menudo se muestra incapaz o reacia a dirigir investigaciones directas a la hora de abordar situaciones de conflicto y violencia armada. Por su gran arraigo en las comunidades afectadas, los franciscanos se encuentran en una posición única para compartir información fiable con las Naciones Unidas. Juntos, contribuimos a luchar contra la impunidad en contextos altamente sensibles y represivos.

Promover el papel de los derechos humanos en la prevención de conflictos y reivindicar mayor rendición de cuentas en el caso de políticas que alimentan el conflicto y la violencia.

FI contribuye a debates globales e iniciativas que fomentan una mayor integración de los derechos humanos en el trabajo de la ONU sobre la prevención de conflictos, y la construcción y mantenimiento de la paz. Exploramos nuevas maneras en que podemos aprovechar los mecanismos existentes de la ONU en Nueva York y en Ginebra de forma más sistemática y coordinada. También participamos en debates con Estados intentando que incluyan la dignidad de toda persona y la justicia ambiental en las políticas de paz y de seguridad, incluso dentro el marco del Consejo de Seguridad de la ONU.

Paz y derechos humanos

La experiencia de Francisco como soldado y prisionero durante las guerras entre Perugia y Assisi le provocó una transformación profunda. Finalmente, su rechazo de la violencia le llevó a buscar al Sultán al-Kamil de Egipto para negociar una paz durante la quinta cruzada – una reunión que aún hoy se presenta como ejemplo de diálogo y de comprensión.

Las personas atrapadas en situaciones de violencia armada y conflicto no dejan de tener derechos humanos inherentes: al contrario, necesitan una mayor protección – particularmente las mujeres y los niños. Hoy, los franciscanos se encuentran frecuentemente entre aquellos que proporcionan apoyo psicológico y jurídico a las comunidades afectadas. No es poco habitual que las hermanas y los hermanos franciscanos estén entre los últimos que se permanecen en zonas de conflicto y pueden documentar y comunicar la información a la comunidad internacional.

En varios países, los franciscanos se alzan en contra de la represión sistémica y generalizada de las protestas pacíficas y trabajan para enfrentar las violaciones de derechos humanos del pasado en el contexto de la justicia transicional. A veces, ellos mismos son víctimas de represión, violencia y conflicto.

Nuestros objetivos

Exponer las violaciones de derechos humanos en situaciones de conflicto y violencia armada.

La comunidad internacional a menudo se muestra incapaz o reacia a dirigir investigaciones directas a la hora de abordar situaciones de conflicto y violencia armada. Por su gran arraigo en las comunidades afectadas, los franciscanos se encuentran en una posición única para compartir información fiable con las Naciones Unidas. Juntos, contribuimos a luchar contra la impunidad en contextos altamente sensibles y represivos.

Promover el papel de los derechos humanos en la prevención de conflictos y reivindicar mayor rendición de cuentas en el caso de políticas que alimentan el conflicto y la violencia.

FI contribuye a debates globales e iniciativas que fomentan una mayor integración de los derechos humanos en el trabajo de la ONU sobre la prevención de conflictos, y la construcción y mantenimiento de la paz. Exploramos nuevas maneras en que podemos aprovechar los mecanismos existentes de la ONU en Nueva York y en Ginebra de forma más sistemática y coordinada. También participamos en debates con Estados intentando que incluyan la dignidad de toda persona y la justicia ambiental en las políticas de paz y de seguridad, incluso dentro el marco del Consejo de Seguridad de la ONU.

Justicia ambiental

La preservación de nuestra casa común -el planeta que todos compartimos- es fundamental en las enseñanzas de Francisco de Asís, patrón de la ecología. Durante su vida, él mismo se preocupó por el impacto de las actividades humanas en la naturaleza de su entorno.

Hoy, el mundo se encuentra hostigado por una triple crisis planetaria: la perturbación climática, la pérdida de biodiversidad, así como el despilfarro y la contaminación. Todas estas crisis afectan a los derechos humanos. Es demasiado frecuente que las personas que menos han contribuido a sus causas son las que más sufren sus consecuencias y son las que corren mayor riesgo de ser excluidas de las políticas de mitigación de daños.

Los franciscanos han sido decisivos en situarse a favor de la justicia ambiental, siguiendo una tradición que se ve reflejada en que eligiera el título Laudato Si’ para la encíclica del Papa Francisco de 2015, en que insta al mundo a actuar de forma rápida y unificada. Su trabajo abarca desde campañas para inspirar cambios individuales a apoyar reformas institucionales que protejan al medioambiente.

Nuestros objetivos

Fortalecer la integración práctica de los derechos humanos en debates ambientales y en acciones locales, nacionales y globales.

Los impactos de estas crisis ambientales ya son una realidad cotidiana para personas en todo el mundo. A base de experiencias y casos concretos presentados por los franciscanos, vinculamos explícitamente los derechos humanos y el medioambiente en nuestro trabajo con los mecanismos de las Naciones Unidas.

FI ha desempeñado un papel activo en una coalición que ha trabajado para conseguir el reconocimiento internacional del derecho a un ambiente limpio, sano y sostenible, que fue reconocido por el Consejo de Derechos Humanos en octubre de 2021 y por la Asamblea General en julio de 2022. Ahora aspiramos avanzar la integración de este derecho como herramienta para reclamar la justicia ambiental.

Fortalecer la protección de los derechos al agua y al saneamiento

Al apoyar los esfuerzos de los franciscanos y sus comunidades desde la base, hemos desarrollado una gran experiencia respecto a los derechos al agua y al saneamiento, especialmente por tratar casos de contaminación y residuos tóxicos. FI trabaja para asegurar que estos derechos se consideran en todas sus dimensiones – no solo a nivel económico y social, sino también a nivel ambiental, cultural y espiritual – dentro del sistema de la ONU.

Justicia ambiental

La preservación de nuestra casa común -el planeta que todos compartimos- es fundamental en las enseñanzas de Francisco de Asís, patrón de la ecología. Durante su vida, él mismo se preocupó por el impacto de las actividades humanas en la naturaleza de su entorno.

Hoy, el mundo se encuentra hostigado por una triple crisis planetaria: la perturbación climática, la pérdida de biodiversidad, así como el despilfarro y la contaminación. Todas estas crisis afectan a los derechos humanos. Es demasiado frecuente que las personas que menos han contribuido a sus causas son las que más sufren sus consecuencias y son las que corren mayor riesgo de ser excluidas de las políticas de mitigación de daños.

Los franciscanos han sido decisivos en situarse a favor de la justicia ambiental, siguiendo una tradición que se ve reflejada en que eligiera el título Laudato Si’ para la encíclica del Papa Francisco de 2015, en que insta al mundo a actuar de forma rápida y unificada. Su trabajo abarca desde campañas para inspirar cambios individuales a apoyar reformas institucionales que protejan al medioambiente.

Nuestros objetivos

Fortalecer la integración práctica de los derechos humanos en debates ambientales y en acciones locales, nacionales y globales.

Los impactos de estas crisis ambientales ya son una realidad cotidiana para personas en todo el mundo. A base de experiencias y casos concretos presentados por los franciscanos, vinculamos explícitamente los derechos humanos y el medioambiente en nuestro trabajo con los mecanismos de las Naciones Unidas.

FI ha desempeñado un papel activo en una coalición que ha trabajado para conseguir el reconocimiento internacional del derecho a un ambiente limpio, sano y sostenible, que fue reconocido por el Consejo de Derechos Humanos en octubre de 2021 y por la Asamblea General en julio de 2022. Ahora aspiramos avanzar la integración de este derecho como herramienta para reclamar la justicia ambiental.

Fortalecer la protección de los derechos al agua y al saneamiento

Al apoyar los esfuerzos de los franciscanos y sus comunidades desde la base, hemos desarrollado una gran experiencia respecto a los derechos al agua y al saneamiento, especialmente por tratar casos de contaminación y residuos tóxicos. FI trabaja para asegurar que estos derechos se consideran en todas sus dimensiones – no solo a nivel económico y social, sino también a nivel ambiental, cultural y espiritual – dentro del sistema de la ONU.

Dónde trabajamos

FI actualmente tiene tres programas regionales que cubren África, las Américas y Asia-Pacífico.

Nuestro enfoque se basa en el trabajo de los franciscanos a nivel regional y de país. A través de estas alianzas, juntos podemos interactuar directamente con los mecanismos de las Naciones Unidas y plantear cuestiones locales para lograr la atención a nivel internacional.

Trabajamos juntos a lo largo de los años para hacer que esta atención internacional se convierta en cambios reales a nivel comunitario. Es por eso que elegimos unos países de enfoque, donde desarrollamos alianzas de largo plazo para implementar una estrategia sostenida.

Nuestro trabajo conjunto consiste en proporcionar a los franciscanos y otros aliados la asesoría necesaria y las herramientas para hacer incidencia en los derechos humanos, crear redes que den peso a la acción local y dar acceso a oportunidades en la ONU. En una alianza exitosa, estos mismos aliados aprovechan plenamente estos tres elementos a largo plazo.

Dónde trabajamos

FI actualmente tiene tres programas regionales que cubren África, las Américas y Asia-Pacífico.

Nuestro enfoque se basa en el trabajo de los franciscanos a nivel regional y de país. A través de estas alianzas, juntos podemos interactuar directamente con los mecanismos de las Naciones Unidas y plantear cuestiones locales para lograr la atención a nivel internacional.

Trabajamos juntos a lo largo de los años para hacer que esta atención internacional se convierta en cambios reales a nivel comunitario. Es por eso que elegimos unos países de enfoque, donde desarrollamos alianzas de largo plazo para implementar una estrategia sostenida.

Nuestro trabajo conjunto consiste en proporcionar a los franciscanos y otros aliados la asesoría necesaria y las herramientas para hacer incidencia en los derechos humanos, crear redes que den peso a la acción local y dar acceso a oportunidades en la ONU. En una alianza exitosa, estos mismos aliados aprovechan plenamente estos tres elementos a largo plazo.

África

África era la primera región en la cual Franciscans International desarrolló un programa dedicado.

Apoyamos a hermanas y hermanos que trabajan en aras de un cambio positivo y sostenible para los grupos marginados y las personas que viven en la pobreza extrema.

En Benín, por ejemplo, los franciscanos han montado una exitosa iniciativa a largo plazo, que combina incidencia internacional y sensibilización local para luchar contra el infanticidio de niños acusados de brujería. Los métodos aplicados en este programa fueron reconocidos como mejor práctica por UNICEF en 2019. Ahora desarrollamos nuevas alianzas en Uganda, con un enfoque en los derechos del niño y de la mujer.

La extracción de los recursos naturales tiene una larga historia de alimentar los abusos de derechos humanos por toda África. Los franciscanos y la Iglesia Católica en términos más amplios han documentado y denunciado casos de explotación e impacto ambiental en, entre otros, la República Democrática del Congo y la Zambia. En varios sitios en que los conflictos resultaron violentos, los franciscanos están en una posición única pero peligrosa para recopilar testimonios fiables que ayuden a informar a la comunidad internacional. Por medio de FI, estos testimonios pueden llegar de forma segura y confidencial a las Naciones Unidas.

Nuestros asociados franciscanos en la región

África

África era la primera región en la cual Franciscans International desarrolló un programa dedicado.

Apoyamos a hermanas y hermanos que trabajan en aras de un cambio positivo y sostenible para los grupos marginados y las personas que viven en la pobreza extrema.

En Benín, por ejemplo, los franciscanos han montado una exitosa iniciativa a largo plazo, que combina incidencia internacional y sensibilización local para luchar contra el infanticidio de niños acusados de brujería. Los métodos aplicados en este programa fueron reconocidos como mejor práctica por UNICEF en 2019. Ahora desarrollamos nuevas alianzas en Uganda, con un enfoque en los derechos del niño y de la mujer.

La extracción de los recursos naturales tiene una larga historia de alimentar los abusos de derechos humanos por toda África. Los franciscanos y la Iglesia Católica en términos más amplios han documentado y denunciado casos de explotación e impacto ambiental en, entre otros, la República Democrática del Congo y la Zambia. En varios sitios en que los conflictos resultaron violentos, los franciscanos están en una posición única pero peligrosa para recopilar testimonios fiables que ayuden a informar a la comunidad internacional. Por medio de FI, estos testimonios pueden llegar de forma segura y confidencial a las Naciones Unidas.

Nuestros asociados franciscanos en la región

Las Américas

Las Américas enfrentan una multitud de crisis convergentes de derechos humanos.

En países como Brasil y Guatemala, la situación se ve exacerbada por el desarrollo de megaproyectos e industrias extractivas que operan sin consultar a las comunidades afectadas o considerar su impacto en el ambiente.

Los franciscanos fueron entre los primeros de expresar sus preocupaciones ante las Naciones Unidas sobre el desastre minero Brumadinho en 2019, que mató a más de 270 personas en Brasil. Junto con las víctimas, FI da a conocer los casos de violaciones cometidas por actividades empresariales y aboga por unos nuevos estándares globales que evitarían tragedias futuras. Los franciscanos también trabajan para aumentar la capacidad de las comunidades marginadas, incluidos los pueblos indígenas, para reivindicar que se protejan sus derechos humanos.

Pobreza extrema, violencia, degradación ambiental, y cambio climático han alimentado grandes flujos de migración por todo el continente. Los franciscanos han respondido para formar una red de refugios conectados que dan apoyo a personas en movimiento. En un momento en que los gobiernos se vuelven cada vez más hostiles hacia los migrantes, los refugiados y las personas que trabajan para protegerlos, FI presenta ante la ONU casos de presuntas violaciones de derechos humanos y testimonios de primera mano que provienen de estos refugios.

Nuestros asociados franciscanos en la región

Las Américas

Las Américas enfrentan una multitud de crisis convergentes de derechos humanos.

En países como Brasil y Guatemala, la situación se ve exacerbada por el desarrollo de megaproyectos e industrias extractivas que operan sin consultar a las comunidades afectadas o considerar su impacto en el ambiente.

Los franciscanos fueron entre los primeros de expresar sus preocupaciones ante las Naciones Unidas sobre el desastre minero Brumadinho en 2019, que mató a más de 270 personas en Brasil. Junto con las víctimas, FI da a conocer los casos de violaciones cometidas por actividades empresariales y aboga por unos nuevos estándares globales que evitarían tragedias futuras. Los franciscanos también trabajan para aumentar la capacidad de las comunidades marginadas, incluidos los pueblos indígenas, para reivindicar que se protejan sus derechos humanos.

Pobreza extrema, violencia, degradación ambiental, y cambio climático han alimentado grandes flujos de migración por todo el continente. Los franciscanos han respondido para formar una red de refugios conectados que dan apoyo a personas en movimiento. En un momento en que los gobiernos se vuelven cada vez más hostiles hacia los migrantes, los refugiados y las personas que trabajan para protegerlos, FI presenta ante la ONU casos de presuntas violaciones de derechos humanos y testimonios de primera mano que provienen de estos refugios.

Nuestros asociados franciscanos en la región

Asia-Pacífico

Nuestro trabajo en el Asia-Pacífico se construye en las profundas raíces de los franciscanos viviendo con comunidades afectadas por violaciones y abusos de derechos humanos.

En años recientes, nuestra atención se ha enfocado principalmente en un número de crisis prolongadas de derechos humanos y los impactos de las crisis ambientales cada vez más graves.

Más de 26.000 personas han sido asesinados en la supuesta “guerra contra las drogas” en las Filipinas. Continuando con una larga tradición, los franciscanos han denunciado esas ejecuciones extrajudiciales y han dado apoyo y ofrecido un santuario a testigos, víctimas y familias. En Indonesia, los indígenas de Papúa Occidental enfrentan discriminación, violencia y explotación de sus recursos naturales. Franciscanos locales trabajan con nosotros en las Naciones Unidas para reclamar la rendición de cuentas y la justicia.

La tala contamina la tierra, el mar, el matorral y el río – a la vez, contamina la relación entre las personas. Los franciscanos también presentan casos en la ONU que tienen que ver con la explotación perjudicial de los recursos naturales, tales como la tala industrial en las Islas Salomón para luchar contra una mayor degradación ambiental dentro del país.

Nuestros asociados franciscanos en la región

Asia-Pacífico

Nuestro trabajo en el Asia-Pacífico se construye en las profundas raíces de los franciscanos viviendo con comunidades afectadas por violaciones y abusos de derechos humanos.

En años recientes, nuestra atención se ha enfocado principalmente en un número de crisis prolongadas de derechos humanos y los impactos de las crisis ambientales cada vez más graves.

Más de 26.000 personas han sido asesinados en la supuesta “guerra contra las drogas” en las Filipinas. Continuando con una larga tradición, los franciscanos han denunciado esas ejecuciones extrajudiciales y han dado apoyo y ofrecido un santuario a testigos, víctimas y familias. En Indonesia, los indígenas de Papúa Occidental enfrentan discriminación, violencia y explotación de sus recursos naturales. Franciscanos locales trabajan con nosotros en las Naciones Unidas para reclamar la rendición de cuentas y la justicia.

La tala contamina la tierra, el mar, el matorral y el río – a la vez, contamina la relación entre las personas. Los franciscanos también presentan casos en la ONU que tienen que ver con la explotación perjudicial de los recursos naturales, tales como la tala industrial en las Islas Salomón para luchar contra una mayor degradación ambiental dentro del país.

Nuestros asociados franciscanos en la región